El cura se había negado a hacerlo. Una decisión del Tribunal Oral Criminal N°1 de Morón autoriza a obligarlo por la fuerza de ser necesario.
Un equipo de penitenciarios y personal del Ministerio de Justicia visitó al cura Julio César Grassi en su celda de la Unidad N°41 de Campana hace unas semanas. Llevaban un tubo y un hisopo, y una orden firmada por el Tribunal Oral Criminal N°1 de Morón para que Grassi entregue una muestra de su ADN mediante un simple hisopado en la boca para el Registro Nacional de Datos Genéticos a cargo del Ministerio de Justicia, que compila y analiza perfiles de abusadores en busca de combinaciones positivas para resolver casos sin condena.
Grassi, condenado en 2009 a 15 años de prisión por abuso sexual y corrupción de menores en su fundación solidaria Felices Los Niños en un fallo que fue ratificado por la Corte Suprema, se negó.
Los jueces Claudio Chaminade y Mariana Maldonado firmaron una nueva orden que autoriza al personal a regresar a la celda de Grassi para tomar su ADN «mediante el uso de facultades coercitivas».